lunes, 24 de mayo de 2010

GARZÓN LA JUSTICIA DE LA INJUSTICIA


Últimamente, el ámbito de la judicatura mundial está asombrado con el tratamiento que sus colegas españoles están teniendo con su juez más universalmente conocido: Baltasar Garzón.
Toda la prensa mundial está muy alarmada con el trato que está recibiendo el famoso juez, que, a nivel internacional, es reconocido por sus actuaciones en diferentes países
en defensa de los derechos humanos y en persecución de los delitos de genocidio en todo el Mundo, pero que en España se ve encausado por unos jueces que consideran delito lo que en otros países han aplaudido.
El Sr. Garzón está siendo acusado de prevaricación por un partido que fue el principal culpable del sangriento alzamiento contra la República ocurrido entre los años 1936 y 1939 y que costó aproximadamente un millón de vidas. El magistrado trató de conseguir que los deudos de los fallecidos del bando de la República obtuvieran el permiso para enterrar a sus muertos con un mínimo de dignidad, ya que miles de ellos fueron abandonados en cunetas o fosas comunes, sin ningún reconocimiento por parte de los vencedores.
El principal partido de la oposición, el PP, en ningún momento ha condenado a los causantes de este genocidio, y, por lo que se ve, en la judicatura española siguen siendo dominantes los magistrados franquistas.
Como he señalado anteriormente, la opinión mundial está escandalizada con la forma de proceder de los jueces españoles, y en diferentes países se han alzado voces de protesta y movimientos de apoyo a Baltasar Garzón, e incluso hay jueces extranjeros dispuestos a investigar los horrorosos sucesos ocurridos tras el fin de nuestra Guerra, ya que en España no es posible, a lo que parece.
Urge la renovación del CGPJ español, para que nuestro país recupere el reconocimiento del resto del mundo, y que lo sucedido en España pueda ser esclarecido para que se nos pueda considerar un país democrático, y que los que entregaron sus vidas defendiendo un ideal que en su momento fue elegido por el Pueblo, pero que les fue arrebatado por el poder de las armas, descansen en paz.

José María Oviaño.

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